Alcalá del Júcar es una localidad de la Manchuela, en la provincia de Albacete y se ubica en la Hoz del Júcar. El río Júcar nace en la Serranía de Cuenca y en su paso por la Manchuela, crea un escarpado paisaje conocido como el Cañón del Júcar. Es un trayecto sinuoso, hundido en una gran garganta, donde el río se contonea entre barrancos y crestas calcáreas.
Antiguamente, Alcalá del Júcar, fue aduana del Camino Real de Castilla a Levante y ha sido declarado Conjunto Histórico-Artístico.
Su nombre proviene del árabe «AL-KALA», que significa castillo. Lo más característico son sus casas, que constituyen un buen ejemplo de arquitectura popular. Están excavadas en la montaña, y a través de calles estrechas y empinadas, se elevan hacia el castillo. Son casas cuevas y tienen la peculiaridad de que al exterior parecen viviendas normales, pero sus fachadas esconden una serie de cuevas que forman las habitaciones de las casas. Son casas que se mantienen frescas en verano y cálidas en invierno.
Los monumentos más destacados en Alcalá del Júcar son la iglesia parroquial de San Andrés, el puente romano, el castillo de origen árabe, aunque reformado en época cristiana, y la Ermita de San Lorenzo.
El Castillo de Alcalá del Júcar
El castillo de Alcalá del Júcar fue construido en época árabe, pero cuando Alfonso VIII
conquista la zona del Júcar hacia el año 1.213, pasa a manos cristianas. A mediados del siglo XV, en la época de Don Juan Pacheco, Marqués de Villena, es reformado.
Se conservan restos de la primitiva muralla, dos torrecillas de planta circular en los ángulos rectos y de un torreón pentagonal de tres plantas, que es la Torre del Homenaje.